Guerra tecnológica, explosión de celulares y dónde queda la paz de la humanidad

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Por Dr. Amín Cruz

“El uso de un artefacto explosivo cuya localización exacta no puede determinarse de forma fiable constituye un ataque ilegal e indiscriminado”.

Con lo sucedido en el Líbano del ataque en cadena de suministro que puso en peligro los dispositivos, muchos ciudadanos de todo el mundo se preguntan si este tipo de ataques podría tener como objetivo cualquier aparato que lleven consigo que les da miedo, que explote o se conviertan en un arma, ya que muchos de nosotros guardamos en celular en la chaqueta, en el bolso, en la cartera en fin lo cargamos con nosotros.

Como se conoce que desde el comienzo del conflicto en Gaza el año pasado, Hezbolá había advertido a sus miembros de que no utilizaran teléfonos celulares por temor a que pudieran ser manipulados o rastreados por agentes de inteligencia israelíes, por lo que estaban usando aparatos buscapersonas -conocidos también como mensáfonos o beepers- para comunicarse

La explosión de los beepers, según funcionarios de varios países se produjo porque estos fueron alterados por Israel antes de llegar a Líbano ya que en cada aparato se habrían implantado entre 28 y 57 gramos de material explosivo junto a su batería y un interruptor que podía ser accionado de manera remota.

Algunos fragmentos de los beepers que explotaron muestran etiquetas que corresponden a un modelo que es fabricado por la empresa taiwanesa Gold Apollo, más esta ha negado cualquier relación con las explosiones.

Sobre los walkie-talkies fueron comprados por Hezbolá hace unos cinco meses, más o menos al mismo tiempo que los beepers, los walkie-talkies también llevaban trampas explosivas implantadas por servicios de inteligencia de Israel.

Estos ataques en la cadena de suministro son una preocupación creciente en el mundo de la ciberseguridad, dado que recientemente se han producido muchos incidentes de alto nivel provocados por hackers que logran acceder a ciertos productos mientras están en fase de desarrollo, porque estos ataques se limitan normalmente al software.

Los ataques a la cadena de suministro de hardware son mucho menos frecuentes, ya que implican acceder directamente al dispositivo, quizás es uno de los ataques a la cadena de suministro físico más extensos de la historia.

Miles de ‘beepers’ y ‘walkie-talkies’ de Hezbolá se convirtieron instantáneamente en armas, cobrándose víctimas de filas del movimiento chiita libanés. Aunque es imposible decir con exactitud cuántas personas se vieron afectadas, algunas sufrieron los atentados por el simple hecho de encontrarse cerca de uno de los aparatos de comunicación del partido chií proiraní.

En el momento de las explosiones simultáneas, los portadores de esos dispositivos estaban en casas, automóviles, tiendas de comestibles, cafés o incluso, el miércoles, asistiendo a funerales de víctimas asesinadas el día anterior en la primera oleada, a menudo con familiares o transeúntes cerca, Muchas de las víctimas de las explosiones no eran propiamente combatientes de Hezbolá, sino personas inocentes como Niños, Médicos, enfermeras, paramédicos, trabajadores benéficos, profesores y administradores de oficinas personas civiles.

Los expertos en ciberseguridad han descartado las primeras teorías de que los ciberataques provocaron el sobrecalentamiento y la explosión de las baterías de los beepers. La fuerza de las explosiones observadas en las imágenes sobre el terreno no correspondería con incendios o detonaciones de baterías, sobre todo teniendo en cuenta el pequeño tamaño de las pilas de los localizadores y los walkie-talkies

Como podemos ver que cuando escuchamos la palabra Paz lo primero que viene a nuestra mente es un lugar sin ruidos, sin guerra, sin violencia, pero no, el verdadero significado de la Paz es la tranquilidad que una persona pueda tener en su mente y en su corazón, que, a pesar de vivir en un lugar lleno de violencia, siempre permanezca la calma y el amor en nosotros. Martin Luther King escribió en prisión su Carta de Birmingham, la cual decía: «la verdadera paz no es simplemente la ausencia de tensión: es la presencia de justicia”.

Estamos en un mundo que pareciera nunca encontrar el camino para lograr la paz, pero sin darnos cuenta somos nosotros quienes desde nuestra forma de hablar, pensar y actuar podemos transformarlo. Hagamos de este mundo un lugar más pacífico. El objetivo es que los niños, niñas adolescentes y personas adultas puedan reflexionar sobre la paz, construyendo un mensaje de paz.

Si ayudamos a promover la cultura de la paz en nuestras comunidades y con nuestra gente ayudamos a construir un mundo mejor y ayudamos al cumplimiento del Objetivo 16 de la Agenda 2030: “Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles”.

La paz es un concepto muy recurrente tanto en términos personales como interpersonales e internacionales, sin embargo, poco sabemos de cómo se puede construir una cultura de paz, y mantenerla pese a la natural tendencia humana al conflicto.

El concepto de paz muchas veces se reduce a la ausencia de guerra, abarca mucho más e implica la responsabilidad y consciencia de cada habitante de nuestro planeta, sin importar género, edad, religión o posición social.

La paz nace de cada ser humano y se esparce en nuestro entorno. Si se pudiera responder en una palabra la pregunta de cómo se puede construir una cultura de paz, sería “educación”.

No hay paz sin diálogo, pero hay que tener cuidado en la interpretación de estas palabras. El diálogo consiste en la escucha activa, la expresión respetuosa y el deseo sincero de encontrar un acuerdo.

La verdad es que los conflictos entre seres humanos son inevitables pues pensamos y actuamos de modos muy distintos, pero si somos educados en el respeto, el rechazo a la violencia, el derecho a la libertad de expresión y el respeto a la dignidad de todas las personas, estaremos predispuestos al diálogo verdadero y al encuentro de acuerdos justos. El diálogo nos lleva de la mano a saber cómo se puede construir una cultura de paz.

La cultura de paz es un imperativo para la sociedad actual. No es un ideal utópico, sino una visión realista y necesaria para abordar los desafíos contemporáneos. Promover la cultura de paz no significa ignorar los problemas y conflictos que enfrentamos, sino abordarlos de manera constructiva y cooperativa. La paz no es la ausencia de problemas, sino la presencia de soluciones pacíficas. Al abrazar esta cultura, podemos construir un mundo más justo, equitativo y armonioso para las generaciones presentes y futuras. «No hay camino hacia la paz, la paz es el camino», de Mahatma Gandhi.

 «Una cultura de paz está basada en los principios enunciados en la Carta de las Naciones Unidas y en el respeto de los derechos humanos, la democracia y la tolerancia, la promoción del desarrollo, la educación para la paz, la libre circulación de información y la mayor participación de la mujer como enfoque integral para prevenir la violencia y los conflictos, y que se realicen actividades encaminadas a crear condiciones propicias para el establecimiento de la paz y su consolidación.» 

Dr. Amín Cruz CEO presidente, fundador del Congreso Hispanoamericano de Prensa y del Congreso Mundial de Prensa, Padre embajador del Periodismo Hispanoamericano y Latinoamericano, diplomático, historiador, escritor, educador.