Nueva York.- En las pasadas elecciones, la frustración por los altos precios de los alimentos fue uno de los principales factores que impulsó el cambio en el electorado. A pesar de que los economistas señalaban que la inflación había disminuido, muchos votantes seguían sintiendo el impacto de los costos elevados en productos básicos como cereales, lácteos, carnes y frutas, especialmente en áreas metropolitanas como Nueva York y Nueva Jersey, donde los precios de los alimentos aumentaron considerablemente desde 2020.
Patrick Murray, director del Monmouth University Polling Institute, indicó que los votantes se sentían decepcionados por sus facturas de supermercado, que eran mucho más altas en comparación con hace cuatro años. Este malestar económico llevó a muchos a acudir a las urnas en busca de un cambio. Votantes como Jeanette Rosado expresaron su esperanza en que un nuevo liderazgo pudiera traer consigo una mejora económica, con la reducción de los precios de los alimentos y reformas fiscales.
El cambio en el liderazgo a nivel local, como ocurrió en el condado de Passaic, reflejó el deseo de los votantes de ver un alivio en su carga financiera. Aunque se reconocía que las políticas económicas podrían tardar en dar resultados, muchos votantes confiaban en que las nuevas administraciones podrían generar cambios tangibles, especialmente en lo relacionado con la reducción del costo de vida, un tema central durante las elecciones.