Jerusalén.- Los máximos líderes palestinos de Hamás, Ismail Haniyeh y Yahya Sinwar, y el secretario general del grupo chií libanés Hizbulá, Hasán Nasrala, fueron asesinados por Israel en cuestión de tres meses, entre finales de julio y mediados de octubre de 2024, dejando a estos grupos islamistas huérfanos de sus adalides históricos.
En una bofetada simbólica al régimen iraní, el líder político y la cara más moderada de Hamás, Ismail Haniyeh, murió el pasado 30 de julio por una explosión –atribuida a Israel– en un edificio en Teherán en el que se alojaba para asistir a la investidura del nuevo presidente de Irán, Masud Pezeshkian.
Haniyeh, hijo de una familia de palestinos expulsados durante la guerra de 1948 de la que hoy es la ciudad israelí de Ashkelon a la Franja de Gaza, comenzó su actividad militante en 1983 en la rama estudiantil de los Hermanos Musulmanes de la Universidad Islámica de la Franja, de la que surgió Hamás.
En 1987 se unió a este grupo islamista durante la Primera Intifada (levantamiento palestino), que duró hasta 1993, y en ese periodo fue encarcelado varias veces por Israel y deportado seis meses al sur del Líbano, al igual que otros 450 dirigentes de Hamás y la Yihad Islámica.
Tras haber liderado Hamás dentro de la Franja, en mayo de 2017 fue elegido presidente de su buró político, cargo que desempeñó fundamentalmente desde el exilio en Catar, donde amplió las redes diplomáticas del movimiento y su presencia internacional.
Clérigo y carismático líder de Hizbulá
Un bombardeo masivo israelí contra un bloque de edificios en el barrio Dahye, el feudo del grupo libanés Hizbulá en el sur de Beirut, terminó a finales de septiembre con la vida de Hasán Nasrala: su líder supremo durante más de tres décadas, quien transformó esta organización en una milicia con peso regional y en octubre del año pasado decidió sumarse a una lucha armada contra Israel para intentar forzar el fin de la guerra en Gaza.
«Estados Unidos permanece en silencio ante las imágenes de miles de bebés y niños destrozados en Gaza como resultado de los misiles israelíes”, denunció Nasrala en uno de sus discursos adornados de buena oratoria y carisma. El 8 de octubre de 2023, un día después del ataque de Hamás y del estallido de la guerra en Gaza, Hizbulá comenzó a lanzar proyectiles en un gesto de «solidaridad» contra territorio israelí.
Casi un año después, esa osadía le costó la vida.
Nasrala, quien ya en la escuela había mostrado un gran fervor religioso, viajó de adolescente a la ciudad iraquí de Nayaf, cuna del pensamiento teológico chií, donde fue instruido por algunos de los clérigos que acompañaron al ayatolá Ruholá Jomeini en la Revolución Islámica iraní.
A su regreso al Líbano, estudió bajo la supervisión de quien sería su predecesor al frente de Hizbulá, Abbas Musawi, también asesinado por Israel -junto a su mujer e hijo- en un bombardeo desde un helicóptero Apache contra un convoy de vehículos en 1992.
Fue entonces cuando Nasrala asumió las riendas de Hizbulá como su secretario general y convirtió el grupo en un partido político dentro del Parlamento libanés. Además, gracias al apoyo iraní, lo consolidó como un «estado» dentro del Estado libanés, con feudos inexpugnables y una poderosa fuerza militar.
El 27 de septiembre de 2024, caída la noche, pocos se creían aún que bajo el edificio bombardeado a plomo por Israel en el sur de Beirut hubiera un cuartel general subterráneo de Hizbulá, y que en él estuviera Nasrala junto a otra decena de comandantes del grupo. Todos fueron asesinados.
Sinwar, el líder más belicista de Hamás
El 17 de octubre, Israel confirmó que había matado al máximo líder de Hamás, Yahya Sinwar, considerado el cerebro de los ataques del 7 de octubre y el hombre más buscado por Israel en la Franja. Benjamín Netanyahu, que ahora afronta una acusación de la Corte Penal Internacional por supuestos crímenes de guerra, lo había descrito como un «asesino en masa que mató a miles de israelíes y secuestró a cientos».
Sinwar, quien cumplió desde los 25 años cuatro cadenas perpetuas en cárceles israelíes por ejecutar a palestinos «colaboracionistas» con Israel, fue capaz de perfeccionar su hebreo durante su reclusión, escribir libros y estudiar manuscritos sobre teóricos y políticos sionistas. Él mismo decía que quería aprender todo sobre el «enemigo».
En 2004, Israel le salvó la vida tras una cirugía cerebral de emergencia para extirparle un tumor potencialmente mortal y, en 2011, lo puso en libertad como parte de un acuerdo de intercambio de 1.027 presos palestinos por Gilad Shalit, un soldado israelí cautivo durante cinco años en Gaza.
Nacido en un campo de refugiados en Jan Yunis, en el sur de la Franja de Gaza, Sinwar fue elegido líder de Hamás en el enclave palestino en 2017 y, en agosto de 2024, tras el asesinato de Haniyeh, le reemplazó como máximo líder de la organización islamista.
Los últimos momentos de vida de Sinwar fueron grabados por un dron israelí. El moribundo líder aparece en las imágenes con el rostro tapado y arrojando un palo al avión sin piloto que lo grababa. Unas imágenes que sirvieron para engrandecer su figura entre los palestinos que se resisten a la ocupación israelí, pese a los cerca de quince meses de devastadora guerra en Gaza.