JERUSALEN.- El 16 de octubre, las fuerzas israelíes lanzaron una nueva ola de ataques en el suburbio de Dahieh, al sur de Beirut, Líbano, con el objetivo de destruir un arsenal subterráneo perteneciente a Hezbolá. Según informó el ejército israelí en su cuenta en X (anteriormente Twitter), los ataques se basaron en información de inteligencia precisa y se llevaron a cabo medidas para minimizar daños a civiles, incluidas órdenes de evacuación previas.
El área atacada, Dahieh, es un bastión del grupo chií Hezbolá, y el ejército israelí había advertido a los residentes sobre un ataque inminente, publicando incluso un mapa de un edificio en Haret Hreik. Hasta ahora, no se ha confirmado si hubo víctimas o heridos.
Por otro lado, Hezbolá respondió lanzando cohetes desde el sur de Líbano contra varias zonas del norte de Israel, incluidas Safed, Dalton, Dishon y Yiftah. El ejército israelí detectó unos 50 proyectiles, algunos de los cuales fueron interceptados por el sistema de defensa antiaérea, mientras que otros impactaron en territorio israelí, aunque las consecuencias no han sido detalladas.
Estas hostilidades se producen en un contexto de escalada del conflicto que comenzó hace más de un año, cuando Hezbolá atacó en apoyo a la causa palestina tras un ataque de Hamás que dejó 1.200 muertos y 240 rehenes en Israel. La respuesta israelí ha provocado más de 42.300 muertes en la Franja de Gaza y unas 750 en Cisjordania y Jerusalén Este.
Desde el 1 de octubre, Israel ha intensificado su ofensiva en Líbano con una invasión «selectiva y limitada» dirigida contra objetivos de Hezbolá, en paralelo con un aumento de bombardeos sobre Beirut y otras zonas libanesas. Sin embargo, esta escalada se da en medio de la oposición de Estados Unidos a los ataques de Israel en la capital libanesa.