El estudio destaca que uno de cada tres países donde se celebraron elecciones en 2023 ha visto una caída en la calidad democrática. Además, el 20% de los procesos electorales entre 2020 y 2024 ha sido cuestionado, lo que ha llevado a una creciente judicialización y desconfianza en los resultados electorales. El año 2023 ha sido particularmente crítico, marcado por la intimidación gubernamental, la interferencia extranjera y el uso indebido de la inteligencia artificial en campañas, lo que ha reducido la credibilidad de los procesos electorales.
La participación electoral también ha caído significativamente, pasando del 65,2% en 2008 al 55,5% en 2023. Este retroceso afecta tanto a las democracias más desarrolladas, especialmente en Europa y América, como a aquellas más vulnerables. El informe advierte que, aunque se han logrado avances en algunos países, la tendencia global hacia la erosión democrática persiste y se consolida.