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Por: Redacción
Santo Domingo. La inmigración haitiana en la República Dominicana ha sido un fenómeno histórico marcado por tensiones desde el siglo XIX. La migración se intensificó con la demanda de mano de obra en la agricultura, especialmente en las plantaciones de azúcar. Durante la dictadura de Trujillo, las políticas antimigratorias culminaron con la Masacre del Perejil en 1937. A pesar de esto, la migración haitiana continuó, particularmente en el sector agrícola, bajo condiciones precarias.
En el siglo XXI, la situación se ha vuelto más tensa, especialmente después de la Sentencia 168-13 de 2013, que despojó de la nacionalidad a descendientes de haitianos, y tras la implementación de políticas restrictivas. A pesar del Plan Nacional de Regularización, muchos haitianos permanecen indocumentados, lo que ha avivado los discursos nacionalistas y antimigratorios.
Recientemente, grupos nacionalistas como la «Antigua Orden Dominicana» han protestado en Santo Domingo, exigiendo al gobierno medidas más estrictas contra la inmigración haitiana. En una marcha frente al Palacio Nacional, manifestantes pidieron que se controle el acceso de haitianos indocumentados a servicios públicos como hospitales y escuelas, y reclamaron acciones más firmes por parte del presidente Luis Abinader para frenar lo que consideran una «invasión» migratoria. Las consignas expresadas en la protesta reflejan una creciente preocupación por el impacto de esta inmigración en el empleo y los servicios.
