NUEVA YORK — Donald Trump regresa a la Casa Blanca listo para reformar inmediatamente el gobierno utilizando la herramienta más rápida que tiene: la orden ejecutiva.
Es práctica común que un presidente entrante firme varias órdenes ejecutivas. Las órdenes ejecutivas permiten a un presidente ejercer poder sin la acción del Congreso. Sin embargo, también hay límites en lo que las órdenes pueden lograr.
Un resumen sobre cómo funciona el poder presidencial y su impacto a menudo efímero:
¿Qué son las órdenes ejecutivas?
Básicamente, son declaraciones firmadas sobre cómo el presidente desea que se administre el Gobierno federal. Pueden ser instrucciones para las agencias federales o solicitudes de informes.
Muchas órdenes pueden ser inobjetables, como dar a los empleados federales el día después de Navidad. También pueden establecer políticas importantes. Por ejemplo, el presidente Joe Biden firmó una orden para crear una estructura para establecer regulaciones sobre inteligencia artificial. Pero las órdenes ejecutivas, y sus hermanos en la creación de políticas, la proclamación y el memorando político, también son utilizadas por los presidentes para impulsar agendas que no pueden aprobar en el Congreso.
Los nuevos presidentes pueden, y a menudo lo hacen, emitir órdenes para cancelar las órdenes de sus predecesores.
Como señala la Asociación de Abogados de Estados Unidos, las órdenes no requieren aprobación del Congreso y no pueden ser revocadas directamente por los legisladores. Sin embargo, el Congreso podría bloquear que una orden se cumpla eliminando fondos o creando otros obstáculos.
¿Qué tan comunes son las órdenes ejecutivas?
A lo largo de la historia de Estados Unidos, se han emitido miles de órdenes ejecutivas, según datos recopilados por el Proyecto Presidencia Estadounidense de la Universidad de California en Santa Bárbara. George Washington firmó ocho órdenes ejecutivas, mientras que Franklin Delano Roosevelt firmó 3,721.
Durante su primer mandato, Trump, un republicano, firmó 220.
Biden, un demócrata, firmó 160 hasta el 20 de diciembre.
Las órdenes ejecutivas a menudo son mensajes políticos
Trump pronosticó firmaría hasta 100 órdenes ejecutivas en su primer día, posiblemente cubriendo deportaciones, la frontera entre Estados Unidos y México, energía doméstica, reglas del Anexo F para trabajadores federales, políticas de género en escuelas y mandatos de vacunación, entre otras promesas del primer día hechas durante su campaña. También ha prometido una orden ejecutiva para dar más tiempo para la venta de TikTok.
Trump le pidió al representante Jeff Van Drew, republicano por Nueva Jersey, que redacte una orden para detener el desarrollo de molinos de viento marinos para generar electricidad.
Es probable que muchas de las medidas de Trump generen oposición demócrata.
Y en varios casos importantes, las órdenes serán en gran medida declaraciones de intenciones basadas en promesas de campaña hechas por Trump.
Hay límites para las órdenes ejecutivas
Tanto el Congreso como los tribunales pueden bloquear las órdenes ejecutivas.
Por ejemplo, en 1992 el Congreso revocó una orden ejecutiva del entonces presidente George H.W. Bush que establecería un banco de tejido fetal humano para la investigación científica, al aprobar una medida que establecía que la orden “no tendría ningún efecto legal”. El Congreso también puede negar fondos a agencias y obstaculizar la ejecución de una orden.
También existen impugnaciones legales basadas en el argumento de que un presidente excedió sus facultades legales. Cuando el presidente Harry Truman intentó confiscar fábricas de acero durante la guerra de Corea, la Corte Suprema de Estados Unidos dijo que carecía de autoridad para tomar propiedad privada sin autorización del Congreso.