El 2024 fue un año de récords para Damajagua, que recibió a más de 200,000 excursionistas. Esta cifra no solo lo posiciona como el destino ecoturístico más visitado del país, superando a íconos como Los Haitises o el Pico Duarte, sino que también subraya su creciente popularidad y el atractivo de su oferta. A través de plataformas como TripAdvisor, los visitantes lo describen como una experiencia “emocionante e inolvidable”, destacando la profesionalidad de los guías y la impecable organización.
Un Modelo Comunitario que Transforma Vidas
El corazón del éxito de Damajagua reside en su compromiso con la gente de la región. El parque opera bajo un modelo único en el que un porcentaje de la entrada de cada visitante se destinan directamente a un fondo inquebrantable para el desarrollo de las comunidades locales. «Este no es solo un fondo. Es un compromiso,» afirma un representante de la administración. «Es un testimonio de que el turismo puede ser una fuerza poderosa para el bien social.»
Este sistema ha permitido que 35 comunidades se beneficien con proyectos que mejoran su calidad de vida. Los habitantes locales no son solo empleados; son los custodios de este tesoro natural, lo que les da un sentido de pertenencia y responsabilidad. «Nosotros no somos solo guías,» explica un guía local con orgullo. «Somos los que protegemos. El turismo nos da empleo, nos da un futuro y nos permite cuidar lo que amamos.»
Más Allá de la Aventura: Un Legado de Conservación
El compromiso de Damajagua va más allá del desarrollo comunitario. El parque ejecuta programas de conservación cruciales, como la protección del Solenodonte, un “fósil viviente” endémico de la isla que data de la época de los dinosaurios. Además, la administración está invirtiendo en la ampliación de la zona de amortiguamiento, adquiriendo terrenos colindantes para proteger el agua, un recurso fundamental que atrae el turismo y sustenta a la comunidad.
Los Saltos de la Damajagua son, en esencia, un testimonio viviente de cómo la aventura, la responsabilidad ambiental y la prosperidad comunitaria pueden coexistir. En este rincón de Puerto Plata, la emoción de un salto al vacío se mezcla con la satisfacción de construir un futuro más próspero y sostenible para todos.