Redacción internacional.- En la compleja negociación para lograr una tregua en Gaza que permita liberar a los rehenes judíos secuestrados por Hamas, Donald Trump ya actúa como si hubiera asumido como presidente de los Estados Unidos.
Trump sucederá a Joe Biden el 20 de enero, pero su voluntad personal para resolver esta crisis humanitaria terminó con las formalidades políticas y activó una agenda de trabajo que aspira a encontrar un acuerdo entre Israel y la organización terrorista palestina antes que concluya 2024.
El sábado pasado, el presidente de Estados Unidos y el premier israelí Benjamín Netanyahu protagonizaron una larga conversación telefónica para fijar una hoja de ruta común.
Trump avaló las incursiones aéreas sobre Siria para destruir su potencial bélico -aviones, naves, armas químicas-, y compartió información clasificada que llegó a Mar -a- Lago desde Egipto y Qatar, que actúan como mediadores entre israel y Hamas.
“Trabajamos sin descanso para traer a nuestros rehenes a casa, tanto los vivos como los caídos”, sostuvo Netanyahu sobre su conversación con Trump.
Es la primera vez que Netanyahu admite que hay rehenes muertos en poder de Hamas.
“Tuvimos una conversación muy buena, discutimos lo que va a pasar. Estaré muy disponible el 20 de enero y veremos. Como saben, advertí que si estos rehenes no están en casa para esa fecha, se desatará un infierno muy fuerte”, comentó Trump acerca de su diálogo con Netanyahu.
El líder republicano amenazó con arrasar Gaza, si el grupo palestino proiraní no libera a los rehenes judíos que secuestró durante el ataque terrorista del 7 de octubre de 2023. Esa amenaza creíble más la destrucción de Hezbollah en Líbano y la caída del Clan Assad en Siria, quebró la resistencia de Hamas y las negociaciones avanzaron hasta cerca del acuerdo final.
Sin embargo, Hamas planteó ciertos reparos que deberían resolverse en los próximos siete días. Esas objeciones serían las siguientes:
- La organización proiraní sostiene que el canje de rehenes por terroristas palestinos presos no puede tener excepciones. Así como Hamas libera lo que pide Israel; Israel debe aceptar la libertad de los terroristas que exige Hamas.
- El grupo terrorista se compromete a dejar en libertad sólo a los rehenes que están bajo su control.
- Hamas acepta que las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) no se replieguen de Gaza, pero en los corredores clave del sur de la Franja –Filadelfia y Netzarim– exige la presencia de un tercer país (Egipto) para evitar posibles roces con los palestinos desplazados.
- La organización terrorista también pretende que los palestinos desplazados por el conflicto puedan moverse a sus zonas de residencia sin plazos preestablecidos.
- Durante la tregua de 60 días, la ayuda humanitaria debe ingresar a Gaza inmediatamente y bajo el control de las Naciones Unidas.
Las diferencias entre Israel y Hamas son factibles de solución, pero Trump y Netanyahu no quieren sorpresas que atrasen un posible cese del fuego.
En este contexto, Adam Boehler -enviado especial de Trump para los rehenes secuestrados de Hamas- llegó hace dos días a Tel Aviv para achicar la distancia entre los reclamos del grupo terrorista y la concesiones que haría el Estado de Israel.
Boehler tuvo un papel clave cuando se firmaron los Acuerdos de Abraham en 2020, bajo el impulso de Trump, y se encontró con Netanyahu en sus oficinas de Tel Aviv.
Mientras tanto, una delegación israelí integrada por miembros del FDI, el Mossad (Servicio de Inteligencia Exterior) y la Shin Bet (Servicio de Inteligencia Exterior) voló sin escalas hasta Doha para avanzar también en las negociaciones con Hamas.
Los negociadores qataríes necesitaban conocer los márgenes de Netanyahu para cerrar las diferencias con el grupo terrorista, que teme a Trump y con la autorización de Iran emprende el último tramo de la negociación.
La intención en Washington y Jerusalén es lograr que los rehenes sean liberados antes que concluya diciembre.