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Ramón Ramos

Mariel Vásquez

Puerto Plata.- Esta ciudad cuna de talentos y de una rica historia musical, ha sido testigo del extraordinario recorrido de Pedro Agustín López, mejor conocido como Pichi López, un hombre que supo conjugar su pasión por la música con una exitosa carrera en el mundo empresarial, dejando una huella imborrable en la ciudad y en la vida de quienes lo conocieron.

Con 82 años cumplidos, Pichi López continúa siendo un alma joven y llena de energía,  y lo demostró en su reciente cumpleaños, rodeado de su familia, compartió sus reflexiones con los redactores sobre una vida dedicada a la música con nosotros.

Con una sonrisa en el rostro, recordó sus inicios en la Banda Municipal, las noches mágicas en los hoteles de Playa Dorada y los desafíos superados en el mundo empresarial

Desde niño, Pichi sintió el llamado de la música, influenciado por su padre, Piro López, quien se convirtió en su primer maestro aprendió solfeo y las primeras notas del clarinete, instrumento que lo acompañaría durante gran parte de su vida. La Banda Municipal de Altamira, dirigida por su padre, fue su primer escenario, donde comenzó a desarrollar su talento musical.

A los 13 años, se unió a la prestigiosa Banda Municipal de Puerto Plata, dirigida por Manuel Pla Coco, considerada una de las mejores del país, interpretando el clarinete soprano y el oboe.

En la época dorada del turismo en Puerto Plata, Pichi y su agrupación amenizaron las noches en los hoteles más exclusivos de Playa Dorada y Sosúa. Sus presentaciones, acompañadas de los mejores cantantes del momento, como Fernando Casado y Fausto Rey, se convirtieron en un referente de la vida nocturna.

Pero Pichi no solo era un músico talentoso, la influencia que ejercía en la sociedad puertorriqueña lo llevó a convertirse en una figura en el Gran Salón Colón y en el Hotel Caracol, su música llenaba las pistas de baile y creaba momentos inolvidables.

Se graduó de bachiller y obtuvo su primer empleo en el Banco Agrícola, donde ascendió  rápidamente hasta convertirse en gerente interino, siguiendo sus estudios obtuvo títulos en contabilidad y comercio, demostrando su capacidad para destacar en diversos ámbitos.

En 1976, Pichi dejó el banco para unirse a Fidenorte, propiedad de su cuñado Ramón Gilbert, donde trabajó durante casi 30 años, consolidando su experiencia en el mundo empresarial.

En el año 2001, dio un nuevo paso al crear su propia empresa de financiamiento, demostrando una vez más su espíritu emprendedor y la cual mantiene actualmente.

La vida de Pichi López es un ejemplo de cómo combinar la pasión por el arte con el éxito profesional, su legado trasciende las fronteras de la música y los negocios, convirtiéndolo en un referente para las nuevas generaciones.