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Por Fidel Soto Castro
«Si me flaquearen las fuerzas, verán mi gloria en mi atrevimiento : las grandes empresas se gratifican en el intento. La victoria siempre acompaña a los decididos.»
Coronel Rafael Tomás
Fernández Domínguez.
El 19 de mayo de 1895, caía herido de muerte José Martí, combatiendo en Dos Ríos, Cuba; y el 19 de mayo de 1965, ( 70 años después), caía también en combate, el Coronel Rafael Tomás Fernández Domínguez, en Santo Domingo.
¿Qué relación hay entre la caída de estos dos hombres ? Es posible que alguien interprete que cometemos un error histórico al tratar de vincular algún punto coincidente entre estos hechos y entre estos dos hombres. Es posible también que consideren una exageración o interpreten que se quiera igualar la figura de un hombre inmenso como Martí, con la de nuestro coronel Fernández Domínguez. Nada de esto en lo absoluto. Ni comparación en términos del arraigo y la personalidad del prócer cubano, ni en la dimensión de su pensamiento. pero sí hay una comparación, no solo por el día de su caída — 19 de mayo–, sino en el acto heroico del combate, enfrentando a dos imperios, en la defensa y lucha por la independencia y soberanía de sus respectivas patrias: Martí por Cuba, frente a España y Fernández Domínguez, por la República Dominicana, frente a los invasores estadounidenses.
Estos dos 19 de mayo, están enlazados por sus ideas y por su acciones. Es la concurrencia de Martí y Gómez en Cuba; y en Santo Domingo, la concurrencia de Bosch y Fernández Domínguez. Es el ideal de Independencia, Soberanía y Democracia, frente a la ignominia y abuso del poder extranjero.
Lo único que queremos establecer es la coincidencia, en hechos, fechas y fines de una tragedia que sólo el tiempo y el carácter de esos dos hombres nos llevan a encontrar cierta similitud en su muerte, porque ocurre en el primer combate al que heroicamente se lanzan y en el ideal de sus luchas.
Es el presidente Juan Bosch, quien logra convencer al coronel Fernández Domínguez, al presentarse una oportunidad, debido a que se estaba negociando en Puerto Rico, una salida a una revolución que quedó embotellada por la intervención militar de la potencia más poderosa de la tierra. Esa fuerza extranjera, aisló a las tropas constitucionalistas, reorganizó, unificó y armó a la fracción derrotada, para arrasar con los «militares del pueblo y los soldados de la libertad.»
Era imperativo negociar una salida que impidiera el exterminio de las fuerzas populares. Bosch, desde Puerto Rico mantenía una feroz denuncia contra la ocupación y la agresión del Pentágono. Su preocupación en ese momento acuciante y difícil, no es el «triunfo de la revolución» ( ya en gran desventaja militar) , sino la preservación de los constitucionalistas, consciente de que el pentagonismo pretendía exterminarlo. Los ataques del 15 y 16 de junio, demostraron que Bosch tenía razón y aún más, si tomamos en cuenta lo sucedido en Santiago, el 19 de diciembre en el hotel Matum.
La «Operación Lazo», no fue una aventura u obsesión del coronel Fernández Domínguez», por un interés personal en combatir, porque no lo había hecho. Se efectúa buscando capacidad institucional para tener más fuerza política en la negociación con los yanquis al colocar la sede central del gobierno en ese lugar; dándole peso político a las fuerzas del presidente Caamaño. No fue una «desesperación egoísta o una tozudez en querer combatir.» La Operación Lazo, fue una acción militar, pero a su vez de un alto contenido y objetivo político.
Si analizamos sus muertes, tenemos que sacar la conclusión de un hecho no necesariamente buscado, sino como el símbolo de responsabilidad y ejemplo al acometer una empresa de esa naturaleza. La guerra le plantea a los grandes hombres, la muerte o la victoria. Tanto Martí como Fernández Domínguez se enfrentaron a ese designio.
Martí lo dejó plasmado con estas palabras:
«Yo moriré sin dolor: será un rompimiento interior, una caída suave y una sonrisa.»
«Se ha de vivir y morir abrazado a la verdad. Y así, si se cae, se cae en una hermosa compañía…»
El coronel Fernández Domínguez, firmó su coraje y decisión en éstos términos:
«Todos tenemos nuestro destino marcado y si el mío es morir por mi patria, es el destino más maravilloso que hombre alguno pueda tener y la felicidad que yo sentiría es algo inexplicable.»