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Ramón Ramos
PUERTO PLATA.-En el corazón histórico de esta ciudad, a pocos pasos de la Plaza Independencia, se esconde un verdadero tesoro: el Paseo Doña Blanca. Este encantador callejón, pintado completamente de rosa y adornado con detalles victorianos, es mucho más que una simple calle, es un homenaje a la visionaria Bianca Franceschini, pionera del turismo en la región a finales del siglo XVIII.
Con sus paredes, suelo, bancos y hasta las flores bañados en un suave tono rosa, el Paseo Doña Blanca, que conecta la calle Beller con la profesor Juan Bosh, se ha convertido en un imán para turistas de todas partes del mundo. Cruceristas, visitantes de hoteles y locales se dan cita en este rincón único para capturar momentos inolvidables con sus cámaras.
El Paseo Doña Blanca no es solo una postal pintoresca, detrás de su fachada colorida se esconde una rica historia.
Bianca Franceschini, junto a su esposo Isidoro Rainieri, oriundos de Italia, se adelantaron a su tiempo, siendo los propietarios del primer gran hotel de la costa norte, impulsando el desarrollo turístico de Puerto Plata.
Un recorrido por la historia
Al caminar por el Paseo Doña Blanca, es imposible no sentirse transportado a otra época, cada rincón cuenta una historia, cada detalle evoca el espíritu de una época dorada.
Un destino imperdible
Si visitas Puerto Plata, no puedes perderte la oportunidad de conocer el Paseo Doña Blanca. Es un lugar mágico que te cautivará con su belleza y te sorprenderá con su historia.