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LOS ÁNGELES — Más de tres décadas después de que Lyle y Erik Menéndez fueran condenados por el asesinato de sus padres y sentenciados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional, los hermanos ahora vislumbran un posible camino hacia su liberación.
El fiscal de distrito de Los Ángeles, George Gascón, anunció este viernes que recomendará a un juez que reconsidere la sentencia de los hermanos. Esta decisión es el resultado de una revisión iniciada después de que los abogados defensores presentaran en 2023 nuevas pruebas que apuntan a un historial de abuso por parte de su padre, José Menéndez, lo que habría influido en el estado mental y las acciones de los hermanos en el momento del crimen.
El juicio original en la década de los 90 capturó la atención del país, en parte debido a la riqueza y el estatus prominente de la familia Menéndez. Aunque los hermanos admitieron haber cometido los asesinatos, argumentaron que actuaron en respuesta a años de abuso psicológico y sexual severo a manos de su padre, lo que, según ellos, los dejó con un temor profundo por sus vidas. No obstante, el jurado finalmente los declaró culpables de asesinato en primer grado, resultando en sentencias de cadena perpetua sin derecho a libertad condicional.
Este giro reciente resalta los debates en curso sobre el abuso como un posible factor atenuante en crímenes violentos y podría sentar un precedente legal en la forma en que el trauma pasado es considerado en la sentencia de casos penales.
