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Puerto Plata, R.D. – En un trágico suceso, Antonia Santos, sobreviviente de un brutal ataque con arma blanca perpetrado por su expareja en 2023, intentó quitarse la vida lanzándose al mar tras salir de una audiencia judicial relacionada con el caso.
La víctima, quien sufrió 23 puñaladas, había acudido al tribunal con la esperanza de que se avanzara en el proceso judicial contra su agresor, Clemente García Almonte, sin embargo, el aplazamiento de la audiencia generó una profunda angustia en Santos, quien, según testigos, salió del tribunal visiblemente alterada y se dirigió directamente hacia la playa.
El llamado de auxilio ignorado
A pesar de los esfuerzos de los presentes y de los equipos de rescate, Antonia fue encontrada inconsciente y trasladada de emergencia al hospital Ricardo Limardo, donde recibió atención médica y psicológica.
Este lamentable suceso ha puesto en evidencia la fragilidad emocional a la que se enfrentan las sobrevivientes de violencia de género, especialmente cuando el sistema judicial no responde de manera efectiva a sus necesidades.
Un sistema que falla
Expertos en violencia de género han señalado que la demora en los procesos judiciales, la revictimización y la falta de apoyo psicológico adecuado pueden agravar el trauma de las víctimas y aumentar el riesgo de suicidio.
En el caso de Antonia Santos, la prolongación del proceso legal, sumada a la angustia de revivir los hechos traumáticos durante las audiencias, pudo haber sido un factor determinante en su decisión de intentar quitarse la vida.
La necesidad de una respuesta integral
Organizaciones de la sociedad civil y activistas han exigido una reforma profunda del sistema de justicia para garantizar una atención integral a las víctimas de violencia de género. Esto incluye una mayor celeridad en los procesos judiciales, la implementación de protocolos especializados para atender a las víctimas y la capacitación de los operadores de justicia en perspectiva de género.
Además, es fundamental fortalecer los servicios de salud mental para las sobrevivientes, quienes a menudo sufren de trastornos de estrés postraumático, depresión y ansiedad. La creación de redes de apoyo comunitario también es crucial para brindar acompañamiento emocional y social a estas mujeres.
El intento de suicidio de Antonia Santos es un llamado urgente a tomar medidas concretas para prevenir la violencia de género y proteger la vida de las mujeres. Es hora de que la sociedad en su conjunto se comprometa a erradicar esta lacra y garantizar que ninguna mujer más se sienta sola y desprotegida.